Por qué invertir en una traducción profesional
Los peligros de la traducción automática o no especializada
Si hay algo que hemos aprendido a lo largo de nuestra experiencia prestando servicios de traducción es que, a la hora de encargar una traducción, no todo vale. Nos hemos topado con pruebas de ello en numerosas ocasiones en las que un error garrafal de traducción se volvía viral y dejaba en evidencia a una institución, empresa u organización.
Un ejemplo de ello fue la web oficial de turismo de Santander presentada en la feria Fitur 2018, que había sido traducida a varios idiomas con un traductor automático y, por ello, estaba repleta de errores. Inmediatamente, las redes se inundaron de usuarios escandalizados con lo que se podía ver en la versión traducida de la web. Las críticas se multiplicaron como la pólvora en cuestión de horas y, cuando se quiso solucionar el problema, ya era demasiado tarde.
Uno de los ejemplos más flagrantes fue la traducción del Centro Botín, que aparecía como «Loot Center» (Centro del Saqueo) en la versión en inglés. ¿Acudirían al centro turistas en búsqueda de historias sobre la piratería en Santander? Otro de los errores que más escandalizó fue la traducción de casco histórico como «Historic Helmet».
Tal fue el revuelo causado, que incluso la Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes (ASETRAD) se hizo eco: «abundan traducciones literales, sin sentido gramatical y sintáctico o directamente sin sentido». Añadieron que «un nativo jamás entendería "casco antiguo" por historic helmet, ya que el término inglés se refiere a un casco como objeto para proteger la cabeza. Otro ejemplo de literalidad es la expresión “un lugar de lo más versátil” por la inglesa a place of the most versatile».
Te dejamos el comunicado que ASETRAD publicó al respecto.
El gobierno regional justificó el haber utilizado el traductor de Google en lugar de traductores profesionales por temas presupuestarios. Nos preguntamos si tras el bochorno ese ahorro en costes mereció la pena.
El resultado de un bochorno como el ejemplo que os hemos contado puede suponer una mancha difícil de borrar en la reputación de una empresa. La imagen o marca de una empresa, su carta de presentación, lo que inspira en sus clientes actuales o potenciales, es como el entrenamiento de un corredor: cuesta mucho mejorar los tiempos y coger fondo y, una vez se consigue, mantener la curva de evolución conlleva un trabajo constante. Sin embargo, en cuanto se baja el ritmo de entrenamiento o se sufre una lesión, la potencia del corredor cae en picado.